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#MitosTransgénicos – Epílogo

Por Fernando Menéndez García
#MitosTransgénicos partes IIIIII Epílogo

– Ayer dimos por concluida la campaña de divulgación #MitosTransgénicos, un movimiento para derribar las leyendas urbanas asociadas a los transgénicos originalmente iniciado por @BIOTECH_SI. Acostumbrado a que se reduzca la biotecnología únicamente a los transgénicos, y peor aún, que reciban una imagen tan negativamente injusta, no podéis imaginar el honor que ha sido poder trabajar con algunos de los mejores divulgadores de habla hispana. No quisiera dejarme a nadie por mencionar, y…Imagen– Sr. Magúfez: Te noto algo sentimental. ¿Te está afectando el cloro de la piscina?
– Ala, ya te has cargado la solemnidad del momento. 
– Perdona, colega. Es que olvidaste contarme eso de las plantas farola que mencionabas al final de la tercera entrada
– Ah, sí, la glowing plant. Sí que ha cambiado rápido tu postura, cualquier día te vienes con nosotros al laboratorio.
– No te equivoques, sigo siendo ecologista. Aunque admito que hay muchas cosas sobre los transgénicos con las que estaba equivocado… pero me gustaría saber más sobre esa planta, si de verdad puede servir para producir una luz limpia y sin derroche de energía, me parece muy un avance enorme para las ciudades.
– Puede, desde luego. Vamos a ver cómo, porque es un proyecto muy interesante. 

[Y a todos los que queráis saber más de esta campaña, no os perdáis a todos los participantes al final de la entrada]
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Crowdfunding, financiación de proyectos mediante el sistema en red (fuente de la imagen)

 Todo empezó con la revolución de la economía colaborativa. Hasta no hace mucho, si necesitabas dinero para emprender un proyecto tenías pocas opciones: ahorrar muchos años, pedir ayuda a familiares y amigos, pedir un crédito o que te tocase la lotería. Poco más. Todo eso cambió con la llegada del crowdfunding, una forma de financiar proyectos mediante donaciones abiertas al público.

A partir de ese momento, surgieron numerosos sitios web de crowdfunding, entre ellos algunos especializados en proyectos científicos, como ILoveScience. De hecho, llegó a causar cierta polémica en el mundo científico la aparición de Precipita, en este caso como proyecto propio de la FECYT (y, por tanto, del Gobierno de España) y que llevó a que muchos científicos se indignasen ante la amenaza de que se pudiese sustituir la financiación pública a la investigación por esta modalidad de micromecenazgo.

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Uno de los sitios más famosos es Kickstarter, pero ni los propietarios del portal eran conscientes del potencial del proyecto que Antony Evans presentó en 2013. Él, matemático, junto con Omri Amirav-Drory (bioqímico) y Kyle Taylor (bioquímico agrario), propusieron crear semillas de Arabidopsis thaliana modificadas genéticamente para hacer que la planta brillase con luz propia, y con ello reemplazar las farolas de las calles por un alumbrado natural.

¿Como esa medusa que siempre usáis los biotecnólogos?

No exactamente, aunque es un error común. Tú estás pensando en la GFP (green fluorescent protein), obtenida de la medusa Aequorea victoria. En este caso utilizan el gen de la luciferasa, una proteína bioluminiscente perteneciente a otros animales, como la luciérnaga. Fluorescencia no es lo mismo que bioluminiscencia. Aunque ambas son formas de luminiscencia, la bioluminiscencia es la producción de luz por organismos vivos, mientras que en la fluorescencia no se produce, solo se altera la luz existente.

La fluorescencia se basa en proteínas que captan una luz de longitud de onda corta (muy energética), retienen parte de esa energía y devuelven una luz con longitud de onda más larga (menos energética, y con un color distinto).

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Un ejemplo es la GFP, absorbe longitud de onda del espectro ultravioleta y devuelve una verdosa. Aunque hoy en día se han creado variantes de muchos colores.Imagen
ImagenImagenLa bioluminiscencia, en cambio, se basa en reacciones químicas (quimioluminiscencia) que obtienen luz con gasto de energía. El sistema más común es el de la luciferina-luciferasa, típico de la luciérnaga.
¿Te han dicho alguna vez que te enrollas como una persiana? ¿Qué pasa entonces con la planta-bombilla, consiguieron crearla?
Como un estor, que es más moderno. Pero sí, constantemente. Continuemos.

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Imagen de Nature

Consiguieron crearla. No solo eso, sino mucho más. En un comienzo, el proyecto necesitaba de 65 mil dólares para enviar las semillas a aquellos que aporten 40 dólares o más, pero pulverizaron todas sus previsiones con 8.433 patrocinadores y 484.013 $ de financiación. Eso les permitió no solo la plataforma online en la que venderla, sino también extender el proyecto para crear también rosas fluorescentes. Y si alcanzan los 500.000 $, han anunciado hacer público el proceso de diseño. Después de todo, se trata del primer proyecto de biotecnología en código abierto del mundo.

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¿Código abierto? ¿Quieres decir gratis?
No necesariamente. El código abierto significa que se da acceso a cualquiera al código fuente y se le permite reutilizarla. El ejemplo más común es con aplicaciones o programas informáticos, pueden ser totalmente cerrados (¡hola, Apple!) o abiertos como Android, donde cualquiera puede modificar el código y crear sus propias versiones y aplicaciones. Pero eso no significa que vaya a ser gratis, hay aplicaciones que sí lo son, y otras que tienes que pagar. Se libera “el ADN” del producto, no necesariamente el producto en sí.
Es exactamente lo que ocurre con estas semillas. Ellos las cobran, pero permiten a cualquiera crearlas ellos mismos y hacer lo que quieras con ellos, e incluso venden el kit y el manual para hacerlo. Imagen
¿Entonces puedo encargar una yo mismo?
– Me temo que no. Por ahora, las semillas sólo serán distribuidas en EEUU, debido a que ciertos aspectos legales pueden bloquear la entrada de las semillas a otros países. Cosas del lobby antitransgénicos, ya sabes.
– Dichoso lobby antitransgénicos…
– Estoy creando un monstruo…

Lo que probablemente sí puedas, siempre que no la comercies, es comprar el kit para hacerla tú mismo en casa. En principio, se enmarca dentro de la DIY Biology, es decir, el movimiento biohacking o “hazlo tú mismo“, tan novedoso que por ahora aún no está regulado. Aprovecha, antes de que los políticos se den cuenta de que podemos hacer esto en el garaje y metan mano…

¿Pero tienen algún peligro?
No tiene por qué. Como explican en Neteo, la mutación es totalmente inofensiva, no causa ningún daño y en principio no debería aportarle ventaja competitiva en el entorno (de hecho, la perdería, ya que gastaría energía produciendo luz que a ella no le sirve para nada en vez de invertirla en crecer), pero nunca se sabe. La biología es muy impredecible, en la naturaleza la bioluminiscencia sirve para atraer pareja, camuflaje, emitir señales de advertencia, comunicarse… vete a saber si tras soltarla, evoluciona para que su luz atraiga a algún insecto polinizador. Así que, por si acaso, no la saques de casa. Al menos hasta que el Gobierno haga suya la idea y convirtamos la ciudad en un árbol de Navidad permanente.

Y ahora sí, con esto nos despedimos. Que empieza a oscurecer y el vigilante ya tiene cara de querer echarnos del agua. 
– Qué pena, con lo interesante que estaba. ¿Me aclararás más dudas otro día?
– Tú ponme una cervecita delante, y todo es negociable. Por cierto, ¿sabes que la cerveza también es biotecnología?
– Ahí vamos otra vez… [suspiro ]

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