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Pateando tierras asturianas – BAC 2016

Por Guillermo Arroyo, graduado de biotecnología.

El campo de la Biotecnología, como la mayoría de campos de la ciencia, requiere de una continua actualización y de una estrecha colaboración entre sus integrantes para su propio avance y el de la sociedad. Por ello es tan importante y necesaria la existencia de congresos como el BAC, que desde la etapa estudiantil permiten a los biotecnólogos entablar conexiones a nivel profesional.

Como asistente al estuBAC, pude disfrutar y aprender de las ponencias de insignes biotecnólogos y bioemprendedores como Marc van Montagu o Tamara Maes. En mi opinión, una gran parte de ellos emitieron sus explicaciones con el principal objetivo de nutrir la motivación de la audiencia presente. Una arenga a las tropas bien recibida y siempre necesaria, particularmente entre los estudiantes más jóvenes que pudieran sentirse descolocados en el difícil mundo de la ciencia. El predominantemente carácter motivacional de la charlas no impidió de todas formas que estas fueran informativas y altamente didácticas. Son de hecho estos aspectos los que consiguieron reforzar el interés de los asistentes en la nanotecnología o la epigenética, por ejemplo. Disciplinas que se introducían con maestría y en profundidad por los expertos invitados, lo que a la vez ocasionaba que la mayoría de presentaciones no estuvieran tan centradas en resultados y fueran más sencillas de seguir.

Con respecto al programa, sí me hubiera gustado que además de charlas enfocadas al emprendimiento, las hubiera habido sobre cómo construir una carrera investigadora de éxito en España o en el extranjero. Exceptuando ese detalle, creo que los temas de las ponencias eran variados, interesantes, y relevantes en el contexto biotecnológico actual.

Como en muchos eventos de esta naturaleza, en el BAC 2016 se dio un medio idóneo para interactuar con profesionales y estudiantes de la biotecnología de todos los niveles y especializaciones. Con algo de interés y voluntad se podían conseguir contactos o referencias en un laboratorio y valiosos consejos profesionales. Además el evento alentaba la socialización de sus componentes mediante diferentes actividades y encuentros. Aunque en algún caso estos no podían cubrir la demanda, se dieron oportunidades de sobra para que los biotecnólogos pudiéramos confraternizar y compartir experiencias, académicas o no, acompañados de una sidra en los tantos lugares que tiene que ofrecer Gijón.

En conclusión, el congreso del BAC 2016 fue una experiencia agradable y enriquecedora.
Cumplió con mis expectativas y con las características que considero que un evento enfocado a formar futuros científicos y mantener actualizados a los que ya lo son, ha de tener.


 

Desde aquí aprovechamos para felicitar a nuestros compañeros de ASBAS, quienes junto con FEBiotec organizaron este inolvidable BAC2016 en Gijón, así como a ABLe por la designación de León como sede del congreso del año que viene.

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